Desde hace varios meses, la inflación y la crisis energética se han convertido en las principales preocupaciones de la economía a nivel nacional. Ello, unido a las previsiones de que esta realidad pueda alargarse hasta el año 2024, ha llevado a la Unión Europea a tomar cartas en un asunto cuya resolución dejará notar sus efectos en la logística del frío.
La tendencia alcista de los precios impacta de forma directa en el día a día del tejido empresarial español, provocando una reducción de márgenes considerable. De hecho, como apunta el Banco de España, solo en la primera mitad de año, la situación actual ha llevado a 4 de cada 10 empresas a subir sus precios de venta para paliar el aumento de costes generalizados.
En esta línea, el banco central también asegura que, de continuar así, un 60% de las compañías cerrará el año aumentando un 60% sus precios de venta. Esto, inevitablemente, reducirá un poder adquisitivo que, actualmente, ya es un 3,1% inferior a lo que se registraba en 2008.
Sin embargo, para evitar que las previsiones lleguen a cumplirse, Europa ha decidido embarcarse en una situación sin precedentes: intervenir el mercado eléctrico.
¿Por qué ahora?
Los constantes récords en los precios de las principales fuentes energéticas del mercado europeo han dejado de ser una novedad para pasar a formar parte del día a día. No resulta raro ver cómo las portadas de los medios de comunicación abordan el tema y los telediarios abren con un nuevo porcentaje que, si bien parece similar a los anteriores, no deja de preocupar a ciudadanos y empresarios.
A finales de verano, las recientes y dramáticas subidas de precios llevaron a la Comisión Europea a plantear una intervención de emergencia en los mercados energéticos que, a cierre de septiembre, se ha convertido en una realidad.
Así, los ministros de Energía de Europa han llegado a un acuerdo para intervenir, desde ya, con dos objetivos en mente: reducir la demanda eléctrica y recaudar y redistribuir los ingresos excedentes del sector energético.
Los pasos a tomar
A través de un comunicado, el Consejo Europeo ha establecido tres medidas concretas:
- Un impuesto solidario a las eléctricas que utilicen combustibles fósiles: los ingresos brindarán apoyo financiero a los hogares y empresas para mitigar los efectos de los altos precios minoristas de la electricidad. En vigor desde el 1 de diciembre de 2022, se mantendrá hasta el 31 de diciembre de 2023.
- Un límite a los ingresos para las inframarginales: se ha llegado a una entente para limitar los ingresos del mercado a 180 euros/MWh a las generadoras de electricidad.
- Una reducción de la demanda de electricidad: hasta el 31 de marzo de 2023, se aplicará una reducción voluntaria del 10% del consumo bruto de electricidad y una obligatoria del 5% para el consumo en horas punta.
¿Cómo se espera que afecte a la cadena de frío en España?
A expensas de su puesta en marcha, la logística del frío aún está evaluando los efectos que dichas medidas tendrán sobre sus mecanismos. Ante una situación que muchos han denominado como "insostenible”, la noticia llega con cautela y cierto optimismo a la cadena de frío, donde algunas instalaciones ya se habían planteado apagar cámaras y no ofrecer volumen de almacenaje a sus clientes por no cubrir, no ya los costes generales, sino exclusivamente los energéticos.
En este sentido, se han llegado a reportar casos en los que, si el coste general de la factura ascendía hasta los 40.000 euros, 20.000 procedían del ajuste del gas.
De esta manera, entre las tres medidas planteadas, la última es la que, principalmente, centra la atención de la logística del frío. Y es que, en este sentido, preocupa y calma el planteamiento europeo.
Así, por un lado, el concepto de reducir la demanda, sobre todo en las horas punta, preocupa porque aminorar la producción de frío y el consumo energético ligado al mismo sin arriesgar la temperatura de conservación de alimentos y medicamentos se plantea complejo.
Sin embargo, ante la premisa de poder reducir el consumo, en el caso del gas, en 1,2 millones de metros cúbicos, aminorando con ello el precio de la energía – al reequilibrar la oferta y la demanda – la esperanza de recuperar la normalidad económica mantiene el optimismo.
En términos generales, a la espera de que España especifique las medidas concretas que aplicará para hacer cumplir dicha reducción, la logística del frío mantiene en marcha sus mecanismos, haciendo frente al complejo ecosistema que le rodea y asegurando el suministro de bienes esenciales.